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El número de ciudadanos
fallecidos mientras trabajaban ha ascendido en 2017. También el número de
accidentes laborales. La precariedad influye decisivamente en el aumento de la
siniestralidad laboral.
618 trabajadores
muertos. Ni uno más ni uno menos. 618 ciudadanos fallecieron en 2017 en
España mientras trabajaban o acudían o regresaban de su centro de trabajo. Es
decir, doce personas fallecieron trabajando
en cada una de las 52 semanas del año. Una media de 1,7 muertos al día. En
total, lo escribo otra vez, 618 trabajadores muertos. Once más que en 2016 y 54
más que en 2012. Todas las veces que se repitan son pocas. 618 trabajadores muertos.
La cifra ha sido aportada por el Ministerio de Empleo y
Seguridad Social y supone un aumento 1,8% respecto al año anterior. Y no. El
aumento de la mortalidad no está relacionada con el mayor número de personas
trabajando. No. Si se tienen en cuenta estos datos, el índice de muertos ha
crecido en un 1% hasta alcanzar la cifra de 618 trabajadores muertos.
Muertos como Juan (nombre
ficticio), de 59 años, que murió congelado en la cámara frigorífica donde quedó atrapado tras caerle
encima unos palés. O como Roberto,
de 35 años, que falleció asfixiado en una cámara de almacén de frutas y nadie se dio cuenta
hasta que su familia dio la voz de alarma al ver que no regresaba a comer. O
como María (nombre
fícticio), de 46 años, que murió tras quedar atrapada bajo una máquina de recogida de patatas mientras
trabajaba en el campo sevillano. Y así sucesivamente. Hasta a llegar a 618 trabajadores muertos.
Prácticamente un
tercio de las muertes en el trabajo se deben a un "infarto o a un derrame cerebral"
Prácticamente un tercio de estas muertes fueron causadas por
un "infarto o un derrame
cerebral". Se trata, de hecho, de la principal causa de muerte en
el trabajo. 208 trabajadores fallecieron de esta manera. Los sindicatos alertan
de que el estrés y
la presión laboral influyen,
y mucho en este tipo de muerte. Y, sin embargo, la prevención ante este tipo de
muertes sigue siendo la gran olvidada de los planes. Las patologías provocadas
por el estrés o por el acoso
laboral ni tan siquiera están reconocidas como una enfermedad
profesional por el Estado y en los medios de comunicación es posible leer titulares como el siguiente: Necesitas
estrés para rendir mejor. Mientras tanto, 208 trabajadores fallecieron por
un infarto o un derrame cerebral.
La segunda causa de muerte es el accidente de tráfico en
horario laboral (80 muertes) y la tercera es que el trabajador quede atrapado o
aplastado (79 muertes). Como Juan en la cámara frigorífica o como Roberto en la
cámara de almacén de frutas. La cuarta causa, con 61 muertes, es como resultado
de una caída. Como la que sufrió Soraya Rodríguez, de 36 años, que
se cayó del camión de limpieza de la empresa municipal de Getafe y
se golpeó la cabeza con el bordillo de una rotonda.
Pero no sólo suben las muertes en el trabajo. También lo
hacen los accidentes. Los leves y los graves. En 2017 hubo 583.425
trabajadores que sufrieron un accidente por el que tuvieron que coger
una baja laboral. Un 5% más que en 2016. 27.703 accidentes más. En
términos relativos, teniendo en cuenta el aumento del número de trabajadores,
un 1% más. Accidentes como el que sufrió un vecino del municipio de San Sadurniño (A Coruña),
que perdió los dos brazos manipulando una máquina en la explotación de
ganado vacuno en la que trabajaba.
"Mi empresa le dijo al inspector que todos los
empleados habían hecho los cursos de riesgos. Nunca pisé esos cursos",
señala un trabajador
O como el que sufrió Diego Luque, un malagueño
de 26 años que en marzo de 2017 se cayó de una altura de cuatro metros mientras
colocaba un cableado en un centro comercial de Majadahonda. Tenía contrato de
formación, aunque de aprendiz tenía poco. De hecho, se encontraba solo a la
hora del accidente. Se fracturó ocho vértebras, la cadera y el coxis. Tendrá
secuelas para toda la vida.
"Mi empresa le dijo al inspector de trabajo que todos
los empleados habían hecho los cursos de riesgos laborales. Nunca pisé esos
cursos", señala a Público Diego Luque, que dice que
"lo peor es que todos sus compañeros trabajan en las mismas
condiciones" que provocaron su caída.
La precariedad mata
Sindicatos y abogados laboralistas advierten a Público de
que el número de accidentes aumenta año tras año desde las reformas laborales
de PSOE y PP en 2010 y 2012. La causa: el aumento de la precariedad.
"El aumento de la precarización se traduce en contratos temporales, en más
horas extra, más carga de trabajo, en trabajar en dos empleos diferentes, más
traslados, empleos de peor calidad y falta de formación adecuada, lo cual a su
vez tiene como consecuencia más estrés y más ansiedad", explica a Público la
abogada de La Red
Jurídica Naomi Abad.
También Ana García de la Torre, secretaria de Salud Laboral
y Medio Ambiente de U.G.T., destaca que la precariedad laboral no consiste sólo en
el descenso de los salarios sino, también, en el deterioro de las condiciones
laborales. Y eso se paga con la salud de los trabajadores. "A partir de
2012 hay un repunte claro en el número de accidentes. No tengo dudas de que va
a haber más accidentes en los años sucesivos si no cambia el modelo de
contratación. ¿Cómo vas a recibir formación en riesgos laborales con un trabajo
por días?", se pregunta García de la Torre.
"A
partir de 2012 hay un repunte claro en el número de accidentes. No tengo dudas
de que va a haber más en los años sucesivos si no cambia el modelo de
contratación", denuncia UGT
La principal causa de los accidentes es el "sobreesfuerzo
físico sobre el sistema musculoesquelético". Solo en 2017 este
factor ha provocado 187.788 bajas laborales, un 31,2% del total. 1.805 casos
más que el año pasado. Pedro J. Linares, secretario de salud
laboral de CC.OO, advierte que pocas cosas influyen en estos sobreesfuerzos
físicos que la "subcontratación o externalización de servicios a terceras
empresas".
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